La presente edición registra la tasa de emancipación más baja en los últimos veinte años: solo el 14,9% de las personas jóvenes en España está emancipado.
La tasa de temporalidad juvenil aumentó durante este período 5,8 puntos, más que el empleo, por lo que la precariedad de las personas jóvenes que se encontraban trabajando se agravó.
Las malas condiciones laborales de la juventud se trasladaron en el primer semestre de 2021 al acceso a la vivienda: una persona joven que quisiera emanciparse en solitario dedicaría, de media, el 81,9 % de su sueldo al alquiler o debería ajustarse a una superficie máxima tolerable de 29,3 metros cuadrados.